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2 de abril: Día del Veterano y de los caídos en la guerra de Malvinas




Testimonio del profesor Horacio Martínez


Malvinas Argentinas


La última dictadura cívico militar que se sostenía por la violencia y el disciplinamiento económico desde 1976 para 1982 ya no lograba hacerlo. En ese contexto es que tomó la decisión criminal de llevar a los jóvenes del país a un guerra contra Gran Bretaña también con un gobierno neoliberal que recortaba derechos a su población. Los británicos usurparon las Islas en 1833 y desde entonces hemos reclamado por la soberanía frente al colonialismo británico. El reclamo legítimo se manchó por un gobierno ilegítimo. El reclamo legítimo sirvió de excusa a las cúpulas militares argentinas para culminar su política genocida de atropello a los Derechos Humanos y dignidad de las personas.

Los que fueron a la guerra eran jóvenes de 18 o 19 años, apenas habiendo terminado el secundario, algunos sin haberlo podido hacer. Llevados por la fuerza, arrancados de sus pueblos se encontraron sin entrenamiento, sin armas adecuadas y con jefes militares que los torturaban en el propio campo de combate.

El conflicto armado concluyó el 14 de junio de 1982 y fueron asesinados 649 jóvenes argentinos. Los que sobrevivieron volvieron y siguieron siendo maltratados y negados en su reconocimiento por el gobierno militar genocida y por parte también de la población.

Esta guerra contribuyó al fin de la dictadura, entre los adultos de hoy están los sobrevivientes y estamos los que crecimos en democracia con esas sombras de horror y tratando de reconstruirnos.

Recién el 22 de noviembre de 2000 se estableció que el 2 de abril se recordara el día del veterano y de los caídos en la guerra de Malvinas.

A continuación vas a leer un testimonio de un profesor que tuvo que participar desde el continente.


MALVINAS 1982 – Desde el Continente


En febrero de 1982, ingresaba al Ejército para cumplir el Servicio Militar Obligatorio. Nos llevaron al campo para entrenamiento, aislados de todos y de todo. No teníamos comunicación con el mundo exterior, totalmente ajenos a los hechos en torno al tema Malvinas hasta que el Jefe de Compañía nos informó que el 2 de abril miembros de las Fuerzas Armadas habían tomado las Islas Malvinas, y que el Regimiento debía trasladarse al Teatro de Operaciones para defender nuestro territorio.

Recuerdo ese día, tenía un sentimiento de orgullo y temor entremezclados. Partieron a la guerra con rostros desencajados, en camiones agrupados como vacas al matadero, algunos Oficiales y Suboficiales lloraban, otros agitaban su arma y birretes como señal de aliento, y así, nos dejaron solos.

Cuando digo “solos”, lo hago literalmente, quedamos a cargo de la Agrupación Banda, pero sin oficiales responsables, y después de las 20:00 hs. ya no estaban y quedábamos solos nosotros, los soldados. Con un compañero con el que nos hicimos compinches advertimos esa situación, y decidimos recorrer el vivac. Así comprobamos nuestra suposición, y nos hicimos cargo “de hecho”, por turnos, para controlar cualquier problema que pudiera surgir. Alguna vez tuvimos que intervenir por la noche. Como nadie nos conocía, ya que sucios (no nos dejaban bañar), con enmascaramiento de combate y con casquetes de oficiales que nos poníamos, todos los soldados son iguales, y bastaron un par de gritos para que todo volviera a la “normalidad”.

Los dos teníamos un sentimiento de abandono, desamparo y frustración. También existió la incertidumbre sobre cómo beberíamos (nos daban solo una cantimplora de 1 litro por día para beber y lavarnos), comeríamos, o saldríamos de este infierno. Pero a partir de las 06:00 de la mañana comenzaron a aparecer los de la Banda, y no respetando órdenes no fuimos a dormir a nuestras carpas.

Pocos días más tarde, ya no recuerdo cuántos, nos vinieron a buscar en camiones, nos llevaron al Regimiento, nos hicieron aparecer como limpios (nos bañaron, nos afeitamos, y nos vestimos de civil) y luego nos licenciaron, advirtiendo que nos llegaría un telegrama para regresar a la actividad.

Hasta aquí los días previos a la guerra, que yo llamo batalla porque la guerra todavía no se acabó ni perdió, y espero que esta “guerra” sea diplomática y sin derramamiento de sangre.

De regreso al Regimiento, lo más importante para mí, fueron los testimonios de soldados ex combatientes, ya que era el encargado de tomarles declaración como soldado de Justicia Militar que desempeñaba en ese momento. Además de manifestaciones de Oficiales y Suboficiales cuyas declaraciones eran “Confidenciales” en expediente separado, a los que tenía acceso “por izquierda” ya que mi superior directo me los pasaba para que trabajara yo, armando las actuaciones en esos expedientes.

Arrastro desde entonces el recuerdo de las injusticias cometidas contra los ex combatientes, a quienes no les daban la baja hasta el Hospital Militar lo permitiera, entonces no les devolvían los DNI, y por tanto no podían trabajar en blanco. Nadie les daba una explicación ni se hacían cargo, y el daba la cara era yo que los atendía. Resultaba denigrante esta situación, “chicos de 18 años” enviados a una guerra sin sentido, salvo para perpetuar la dictadura militar de ese entonces. Chicos que fueron regresados al territorio como escondidos en las penumbras y sombras de la noche-madrugada, como ocultando la propia vergüenza de la errónea decisión de los gobernantes que, a partir de allí, también continuó el maltrato al soldado.

Entonces aparecieron los hechos en Malvinas y en la jurisdicción del Regimiento, como los escándalos en el Barrio Militar; el surgimiento de valentías inesperadas en los oficiales y soldados menos esperados; las cobardías, también inesperadas en oficiales “comandos” que durante el conflicto no dejaron ni un momento la carpa de Comando; los oficiales que eran muy severos en el Regimiento y entrenamiento, pero que comían con los soldados en sus trincheras la misma comida del rancho y compartían con ellos la espera del combate; etc.

Llevo en mi memoria esos testimonios irrecuperables hasta que se abran al público los expedientes confidenciales (aunque algunos pueden estar “modificados”) y yo, por una cuestión ética, decidí no sacar fotocopias de ellos.


02/04/2021

Horacio.



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